La importancia de la estrategia en la comunicación política

En política, nada debería quedar librado al azar. Cada discurso, cada gesto, cada publicación en redes sociales y cada interacción con la ciudadanía forman parte de un engranaje mayor: la estrategia de comunicación política. Lejos de ser un adorno, la estrategia es la columna vertebral que permite que las ideas se transformen en narrativas convincentes y en acciones políticas eficaces.

¿Por qué es clave la estrategia en comunicación política?

– Ordena la acción política: Una estrategia bien diseñada evita la improvisación permanente. Define prioridades, establece objetivos claros y determina cómo alcanzarlos, garantizando coherencia en el mensaje.
– Genera identidad y diferenciación: En un escenario saturado de información, la estrategia ayuda a que un liderazgo político se distinga. La comunicación estratégica otorga consistencia a la identidad del candidato o partido, haciendo que su mensaje sea reconocible y recordable.
– Permite anticipar escenarios: La política está atravesada por crisis, ataques opositores y cambios de contexto. La estrategia dota de herramientas para prever posibles escenarios y actuar con rapidez sin perder rumbo.
– Conecta con las emociones de la ciudadanía: Más allá de los datos y las propuestas, la política es un terreno emocional. Una estrategia sólida traduce ideas en relatos que movilizan afectos, construyen confianza y fortalecen vínculos con el electorado.

Elementos esenciales de una estrategia de comunicación política

– Diagnóstico: comprender la situación actual, el contexto social, político y mediático, así como las percepciones de la ciudadanía.
– Objetivos: definir qué se busca lograr (informar, persuadir, movilizar, fidelizar).
– Mensajes clave: sintetizar en frases claras y consistentes los ejes que se quieren instalar.
– Segmentación de públicos: identificar a quién se quiere llegar y cómo adaptar el mensaje a cada grupo.
– Narrativa: construir un relato que explique el “por qué” y el “para qué” del proyecto político.
– Canales de comunicación: seleccionar los medios y plataformas más efectivos (medios tradicionales, redes sociales, contacto directo, actos públicos).
– Tácticas y acciones: planificar las iniciativas concretas que llevarán la estrategia a la práctica.
– Evaluación y ajuste: medir el impacto de la comunicación y corregir desvíos.

Estrategia: brújula y escudo

La estrategia en comunicación política funciona como brújula, porque marca el rumbo hacia donde se quiere llegar, y como escudo, porque protege frente a la improvisación y las crisis. Sin ella, los esfuerzos comunicativos quedan fragmentados y desordenados; con ella, cada acción suma en una dirección coherente.
En definitiva, la estrategia no solo aumenta las probabilidades de éxito político: también fortalece la relación entre líderes y ciudadanía, al transmitir mensajes claros, auténticos y consistentes.

Juan Manuel Verón